¿Cómo y cuando podemos consumir el miso?

Para aquellos de vosotros que seáis aficionados a la cocina oriental o hayáis ido alguna vez a un restaurante japonés, seguro que alguna vez habréis tomado una deliciosa sopa de miso.

Pero, ¿Quiénes de vosotros sabéis qué es y como se elabora?

Debido a las múltiples propiedades nutritivas y benéficas que se le atribuyen, creo que se merece un par de posts.

El miso es un alimento obtenido de la fermentación de la soja, a veces conjuntamente con un vegetal. Su origen es chino, aunque se toma en otros países de Extremo Oriente como Japón, donde existe una gran variedad de misos, resultado de siglos de tradiciones culturales y artesanales.

La elaboración del producto no es muy complicada, pero sí lenta. Se emplea una técnica muy antigua que consiste en colocar en un recipiente los granos de soja junto con la cebada o el arroz, si es que se piensa

preparar cualquiera de estas dos variedades. Una vez mezclados todos los ingredientes, se presionan bien y se dejan reposar durante un periodo de dos años como media, aunque a veces varía entre los nueve y los treinta y seis meses.

En este tiempo, la mezcla va fermentando mientras se le va agregando sal de cuando en cuando.

El tipo de fermentación que sufre es láctica y se debe a la acción de un hongo.

El resultado final es una pasta muy consistente, y muchas de las virtudes del miso proceden precisamente de esta fermentación, ya que, como ocurre con ciertos quesos y los yogures, el proceso lo hace más digestivo y nutritivo puesto que contiene enzimas vivas.

Igualmente, esta característica obliga a guardarlo refrigerado para que no pierda todas sus propiedades nutricionales.

Hay que resaltar la importancia de los procesos de elaboración en los productos alimenticios que, como en el miso, requieren gran delicadeza, pero que al mismo tiempo permiten la introducción de nefastas adulteraciones.

Hay misos fermentados unos pocos meses e incluso durante unos breves días, acelerando el proceso con la aportación del calor. Además suelen llevar conservantes. Todo ello da como resultado un producto desnaturalizado y carente de las ricas propiedades del auténtico miso, por lo que os aconsejo que miréis bien el etiquetaje del producto antes de comprarlo.

(Una de mis marcas favoritas de miso es Mimasa, ya que su miso es de primera calidad, de fermentación natural y sin aditivos de ninguna clase).

El miso contiene sólo un 5% de aceites naturales insaturados carentes totalmente de colesterol. Estos aceites son ricos en lecitina y ácido linoleico y justamente ayudan a eliminar el colesterol. El miso es muy bajo en calorías por lo que resulta muy práctico en dietas de adelgazamiento.

El miso es rico en carbohidratos y proteínas, llegando a contener más cantidad de estas propiedades que la carne. También contiene importantes cantidades de vitaminas como la B1, B2, B3 y B12 y minerales como calcio, hierro, fósforo y magnesio.

El miso alcaliniza la sangre, condición muy importante para que el cuerpo sea resistente a las

enfermedades, tenga el sistema nervioso despierto, pero sin excitación, y no se experimente sensación de cansancio.

También se ha demostrado que el miso ayuda a eliminar los residuos de nicotina y de polución ambiental. En 1972 un grupo de científicos japoneses descubrieron que el miso contiene una sustancia, a la que denominaron ZYBICOLIN, que absorbe y elimina los elementos radioactivos que invaden el cuerpo humano.

¿Cómo y cuando podemos consumir el miso?

El miso se puede tomar al final de la comida y así asegurarse una buena digestión. Los japoneses suelen tomar una sopa de miso como último plato, a modo de «postre».

Lo más habitual es incluirlo en la elaboración de sopas junto a hortalizas y también en caldos de pescado elaborado con dashi (polvo de espina de pescado desecada), un plato habitual en las cartas de los restaurantes japoneses.

Combina estupendamente con verduras, arroces y pasta. A la hora de preparar cualquier receta con miso, hay que tener en cuenta que el agua no entre en ebullición para que no pierda nutrientes y propiedades.

Finalmente, creo conveniente indicar que es el derivado de la soja que contiene más isoflavonas (ideal en las mujeres sobre todo en el climaterio), sólo por debajo del grano y la harina de esta leguminosa.

Mañana más…. (Continuará)

Besos desde mi blog!!!!!